Ciertas mercancías requieren unas condiciones especiales de refrigeración o congelación para llegar en buen estado a su punto de destino. Es la llamada cadena de frío, que permite que las mercancías perecederas se conserven a la perfección durante el recorrido. Para ello, el medio de transporte debe garantizar que se mantenga cierta temperatura en su interior.
En función de estas temperaturas, el camión podrá ser frigorífico (con un compresor de frío), isotermo (aislamiento total), refrigerante (con una fuente de frío en el interior que se recarga desde el exterior) o calorífico (con un dispositivo interno de calor en caso de que la temperatura requerida sea alta).
Carne, pescado, frutas, verduras y algunos medicamentos necesitan estar a una temperatura entre 0 y 8º C. En el caso de los productos congelados, estos deben permanecer a una temperatura entre los -12 y los -20º C. Así lo establece el ATP (Acuerdo sobre Transportes internacionales de mercancías perecederas sobre vehículos especiales utilizados en este transporte).
Escribir comentario